5 jul 2011

Por favor, ayúdeme, soy ciego....


Había un hombre sentado en la esquina de una calle, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía:
“Por favor, ayúdame, soy ciego”.
Un creativo de publicidad que iba de camino al trabajo se detuvo frente a él, leyó el letrero y se quedó pensativo. El ejecutivo observó ... que sólo había unas cuantas monedas en la gorra.
Sin pedirle permiso, tomó el cartel, le dio la vuelta  y escribió otra frase en la parte de atrás.
A continuación volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego, y se marchó sin decir una palabra.
Por la tarde, el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna. Su gorra estaba llena de billetes y monedas.
El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él quien había escrito en su cartel: “¿Qué es lo que usted ha escrito o pintado en mi tabla?”, le preguntó con curiosidad.
El publicista le contestó:
“Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, aunque está expresado con otras palabras”.
El publicista sonrió y continuó su camino.
El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:
“Hoy es primavera, y no puedo verla”.

La moraleja de esta historia nos dice: hay que cambiar de estrategia cuando no nos sale algo bien.
Dale una vuelta a tu pensamiento y obtendrás un resultado mejor.

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