19 may 2011

MIRADAS

LAS MIRADAS
La mirada es un dominio. Ser mirado es estar expuesto. 
Cuando miramos develamos o desvelamos: Quitamos los velos o el sueño.
Mirar es conocer. Mirada y crecimiento van de la mano.
La mirada puede otorgarnos un nombre o dejarnos en el anonimato.
Nos acaricia cuando somos elegidos o nos hace sentir mal si nadie nos elige.

Cuantas miradas hay... no?
Las miradas morales... las miradas prohibidas: Orfeo pudo conquistar la felicidad siempre y cuando no hubiera vuelto la mirada.
La esposa de Lot se habría salvado, si no huibiera mirado hacia atrás.
No debemos mirar dentro de lo sagrado, porque es tabú.

La mirada abarca a toda la cultura.
cada pueblo posee sus propias reglas, sus prohibiciones alrededor de la mirada.

La mirada en el espejo: Cuando nos miramos en el espejo y construimos la mirada de nuestro ser y decimos: Ese soy yo.
Cuando nos miramos a nosotros mismos... algunas veces como jueces, rechazando y midiendo cada una de nuestras acciones o quizá sobrevalorándonos, pensando que somos perfectos y no tenemos ningún error.

La mirada vacía: Esa en la que solo intervienen los ojos.... Esas miradas que miran sin mirar.

Las miradas que lastiman: Miradas que matan, que atrapam, que hieren, que atan. Miradas que hablas que callan. 

Las miradas que fascinan: Por su encanto, su presencia, por su poder de enamorar en segundos, de cautivar en milésimas y de pedir perdón en un tiempo que los relojes aún no pueden medir.

Las miradas amorosas: las miradas que siembran: Tomas Segovia escribe que: "Los amantes se miran a los ojos, un punto antes de  que el amor los vea"
Tal vez amar es aprender a mirar... Las miradas son semillas, mirar es sembrar.
Esa mirada amorosa que revela a los amantes. Pone al descubierto secretos, seduce. Es el lenguaje de las más profundas confidencias.
La mirada del amor: la que al mirar presiente paraísos, crea sueños, descubre frescas aguas, cautivan y acompañan. Que iluminan el pensamiento más oscuro.
Esa mirada que apasiona, a veces con temor y ansiedad por el encuentro eminente.
Es la mirada cantada una y otra vez por Dante cuando dice: "Y si alzo los ojos para miraros, se inicia en mi corazón un estremecimiento que hace que el alma se separe de los pulsos"
La mirada amorosa es la más bella de las miradas porque permite reconocernos. Porque es la mirada que otorga un rostro a nuestro cuerpo, porque es la mirada que nos salva de la soledad y del olvido.
La mirada puede otorgarnos un nombre o dejarnos en el anonimato. La ciencia cuando somos elegidos, o el desdén sin nadie nos elige.
La mirada puede indicarnos el camino a la ternura o dejarnos en la interperie del abandono...
Las miradas son como espejos del alma, acompañan fortalecen y cautivan.

Recomendaría un rescate de la mirada para ver al otro y no solo para no tropezar con el otro, sino para tenerlo en cuenta como fuente de experiencia








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